Los ‘deinfluencers’ recurren a la artesanía
El fenómeno del «deinfluencing» en las redes sociales marca un cambio significativo en el comportamiento del consumidor, ya que un número creciente de personas reconsideran sus hábitos de gasto y el impacto ambiental resultante. Este movimiento, que gana fuerza en diversas plataformas, anima a los usuarios a cuestionar la necesidad de las compras y el atractivo de las tendencias promocionadas por los influencers. Al desafiar la constante promoción del consumismo, el ‘deinfluencing’ fomenta un enfoque más consciente y sostenible del consumo. No solo incita a las personas a reflexionar sobre sus propias decisiones de compra, sino que también destaca las implicaciones más amplias de estas elecciones en la degradación ambiental y el desperdicio. Al hacerlo, el ‘deinfluencing’ sirve como una narrativa contraria a las estrategias tradicionalmente orientadas a los influencers, abogando por una cultura de intencionalidad y responsabilidad ambiental entre los consumidores.
Pero en un mundo donde lo nuevo siempre es mejor, la artesanía sostenible se ha convertido en una forma para que las personas cumplan sus cuotas de dopamina evitando el botón «añadir al carrito».
“A medida que el sobreconsumo va quedando atrás, tiene sentido que cada vez más personas se orienten hacia la artesanía sostenible. El reciclaje y las compras de segunda mano se han visto como la nueva tendencia de la moda,” comparte Corey Pearson, Maestro Acolchador en Electric Quilters de Linda.
A veces la mejor forma de comprar es sacar tu bolsa reutilizable y buscar en tu hogar, ¡puedes encontrar materiales que olvidaste que tenías!
“El acolchado puede ser la opción perfecta si buscas moda sostenible, y quizás se pueda ver como la forma definitiva de reciclaje. Los acolchadores pueden guardar recuerdos de camisetas viejas, utilizar telas únicas en artículos de segunda mano y crear diseños únicos para ellos mismos, todo mientras reutilizan materiales antiguos,” dice Pearson.
El movimiento hacia la artesanía sostenible no solo promueve un estilo de vida más respetuoso con el medio ambiente, sino que también fomenta la creatividad y la individualidad en un mundo dominado por la producción en masa. La artesanía, especialmente el acolchado, permite a las personas expresarse a través de su elección de patrones, colores y materiales, creando algo verdaderamente único. Esta transición hacia artículos hechos a mano y personalizados refleja un deseo creciente entre los consumidores de alejarse de la homogeneidad de la moda rápida y la cultura desechable. Al invertir tiempo y habilidad en la creación de algo a mano, las personas encuentran una conexión más profunda con sus posesiones, valorándolas más y reduciendo así el ciclo de consumo y desperdicio.
El aspecto comunitario de la artesanía ha experimentado un resurgimiento, con plataformas en línea y talleres locales que reúnen a personas para compartir habilidades, ideas y materiales. Este sentido de comunidad no solo fomenta un entorno de apoyo para el aprendizaje y el crecimiento, sino que también ayuda a difundir el mensaje de sostenibilidad a través de la artesanía. A medida que las personas se unen, crean una base de conocimiento colectiva que puede conducir a enfoques innovadores para el reciclaje y la sostenibilidad. Este esfuerzo comunitario amplifica el impacto de las acciones individuales, convirtiendo a la artesanía sostenible en una poderosa herramienta para promover la conciencia ambiental y el cambio.
Desde el punto de vista financiero, abrazar la artesanía sostenible como el acolchado puede llevar a ahorros significativos. El costo inicial de los materiales a menudo puede ser bajo, especialmente cuando se recicla o se compra en tiendas de segunda mano, y el producto final es un artículo de alta calidad y exclusivo que puede durar años, si no generaciones. Esto contrasta fuertemente con la cultura de comprar y desechar promovida por la moda rápida, donde los artículos suelen estar mal hechos y diseñados para ser temporales. Al elegir artesanía sostenible, las personas no solo benefician al planeta, sino también a sus billeteras, al invertir en artículos que no necesitan ser reemplazados frecuentemente.
Finalmente, el auge de la artesanía sostenible representa un cambio de paradigma en cómo vemos nuestros recursos y el impacto de nuestros hábitos de consumo. Desafía la sabiduría convencional de que lo nuevo siempre es mejor y de que la conveniencia debería tener un costo. A través de la meticulosa selección de materiales, el proceso reflexivo de creación y la celebración del producto final, la artesanía sostenible ofrece una alternativa significativa a la cultura desechable y acelerada de hoy en día. Es un movimiento que no solo embellece nuestros hogares y armarios, sino también nuestro planeta, convirtiéndose en una parte cada vez más importante de la conversación sobre sostenibilidad y consumismo.